Día de la HOAC 2017
Hoy culminan dos años de la campaña “Trabajo digno para una sociedad decente” un instrumento de análisis de la realidad sufriente del mundo del trabajo impulsado en todo el Estado por la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC).
La campaña nos ha servido para poner de manifiesto nuestra opción como Iglesia por un trabajo que respete la dignidad humana, que ponga a la persona en el centro, con salarios justos que permitan vivir con dignidad; por un trabajo seguro que posibilite el tiempo suficiente para el descanso y el desarrollo personal, familiar y espiritual.
Hemos rastreado en nuestros ambientes de trabajo y compromiso los síntomas del sufrimiento de las familias trabajadoras: precariedad, paro, explotación, exclusión, pobreza laboral, desigualdad, discriminación, penosidad, marginación, empobrecimiento sobrecualificación, emigración forzosa, falta de reconocimiento y valoración social de los trabajos que no son empleos…
Hemos denunciado que: el trabajo ha pasado de ser un bien para la vida a ser un bien exclusivo de producción, consumo y enriquecimiento, organizado tan en función de la economía, que cada jornada explota y deshumaniza a millones de personas. Que por carencia o por mala calidad, el trabajo nos ocupa tanto tiempo que impide dedicarse a otras cosas que también nos humanizan y perjudica la vida de las familias
Fundamentados en la Doctrina Social de la Iglesia, seguimos comprometidos en la Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente y nos sumamos a las reivindicaciones sindicales de condiciones laborales dignas y de mayor protección social para los descartados del sistema, con especial sensibilidad hacia las trabajadoras empobrecidas y las personas migrantes.
Y aunque suene muy extraño, queremos anunciar que el amor, hacia quien pone su esfuerzo y de quien pone al servicio sus capacidades es la única clave. Necesitamos hacer posible trabajar por amor sabiéndonos respetados en nuestra dignidad. Pese al enorme poder de este modelo deshumanizador, existen experiencias que cuestionan la lógica del sistema, pequeños testimonios esperanzadores que dan fe de que es posible y sanador vivir y trabajar de otra manera.
Queremos seguir contribuyendo a un cambio de mentalidad sobre el sentido y el valor del trabajo porque «todos tenemos que luchar para que el trabajo sea una instancia de humanización y de futuro; un espacio para construir sociedad y ciudadanía». (Papa Francisco. Encuentro con el mundo del trabajo, Ciudad
Juárez.)
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